“Personas de reconocida competencia profesional, en particular en materia de protección de datos, con experiencia profesional, capacidad de desarrollar el trabajo y conocimientos técnicos y cuya independencia, conducta intachable e integridad estén fuera de toda duda”. Ojalá prevalezcan estos criterios de mérito, capacidad, competencia e idoneidad sobre los intereses políticos.

No estaría de más, añado, que, aparte del conocimiento en materia de protección de datos personales, los candidatos tuvieran al menos ciertas nociones básicas, si no un conocimiento profundo, de las tecnologías digitales (especialmente, del Big Data y la Inteligencia Artificial) y una visión general de la gestión de los datos en la Economía Digital, porque nos jugamos mucho como país en estos temas.